sábado, 14 de mayo de 2011

¿CUÁNTO VALE MI VOTO?

¿CUÁNTO VALE MI VOTO?
Acaso mi voto vale un kilo de arroz, un tarro de leche o un atún rancio; acaso mi voto vale más que el de un campesino y menos que el de el Dr. García. Ya con tanto pleonasmo, dichos y contradichos, ambages y anfibologías; mi voto se fortalece. Me doy cuenta que mi voto vale más que el pretérito, deliberadamente, silenciado; más que el consejo de ciertos gurúes, súbitos espectros; más que sempiternos personajes con prerrogativas y directrices desde una trena; más que cualquier bufona o bufón fingiendo de presidente o de urdido candidato y luego de periodista o primero de candidato y luego de periodista, bueno algo así.
Mi voto erecto y orgulloso no se doblega ante debates ceñidos con afrentas, vituperios e insultos; con campañas roseadas por libelos, panfletos y spots con oraciones de perdón y arrepentimiento “Salmo Miserere” Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,/por tu inmensa ternura borra mi delito,/ lávame a fondo de mi culpa,/y de mi pecado purifícame…./Mira que en la culpa ya nací,/ borra todas mis culpas. “Acto de contricción”…por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa…. Mi voto deslinda con titulares comprados, con sonrisas fingidas, con fotografías de hijitos buenos; mi voto tiene alma de niño y coraje de hombre.
Mi voto nos es cómo un termómetro que baja y sube, tampoco un arribista o adosado al que tiene las preferencias de acuerdo a las últimas encuestas; mi voto no es antojadizo e inconstante. Entonces qué relación hay entre mi voto y las encuestas, os digo que ya ni caso hace a los sondeos.
El dinero y la libertad son términos antagónicos. Paradójicamente el dinero esclaviza a la libertad lo vilipendia hasta llegar al averno que es una salita del SIN. Se cree que el voto tiene valor material o viene envuelto en papel de regalo y con un símbolo al costado. Las empresas están apostando, pero lo hacen embadurnando y para el colmo la brea se acompaña con soliloquios patéticos y descarados. Mi voto no tiene oídos para procaces personajes que se venden como vil gentuza que paso por la salita. Estoy ahíto de ver diariamente en el quiosco de la esquina titulares indigeribles o al coger el control, dudando, y prender el televisor o al abrir mi bandeja de entrada y ver los correos perversos, apocalípticos y con mala gramática. ¡Basta de podredumbre! ¡Bórrenme de sus cuentas! No obstante, sólo están buscando mi voto.
No sólo es el pasado y ¿qué del presente y el futuro? Entonces mi voto se espanta y atemoriza cuando lo recuerdan el pasado, aunque dicen que las personas tenemos derecho a reivindicarnos, pero no con subterfugios. Entonces mi voto se aterroriza ante la amenaza del empalme de un asesor a una candidata y el reencuentro en el sillón con un chinito infractor. Pero son tan fuertes y sistemáticos los titulares que también mi voto teme que, posiblemente, Hugo Chávez se empoderé del Perú o que lo sobrevenido con Osama Bin Laden sea un óbito inventado y resulte cogobernando el país del singular cebiche.
Por qué se dirigen a mí sendos candidatos para darles mi voto, por las mismas razones que se dirigen a ti. Porque las riquezas y recursos nos pertenecen, pero sólo hasta que le demos el voto. Ahora somos importantes, porque requieren de una licencia y confianza; hogaño somos valiosos, por nuestro voto y luego ¿qué pasará? Seguramente lo de siempre corrupciones, autogolpes, golpes, ejecuciones extrajudiciales, violaciones de derechos humanos, fraudes, tráficos, vejaciones, maltratos, etc., y después de todo, como diría Vallejo, “el hombre pobre, pobre”.
¿Demócrata? sí demócrata, pero no sólo por hacerte caso o disentir de tu opinión, pero no sólo por votar para no pagar la multa o porque llegó los víveres, oportunamente, a tu comedor, pero no sólo por familiaridad o compadrazgo. Demócrata, porque de un reducido abanico tu voto vale un Perú, su historia, su gente y su grandeza. Y para que nunca más se repita trances abominables y punibles mi voto y tu voto son análogos, ídem en la democracia, discrepantes en su destino.
Un voto con dignidad en el centenario de Arguedas, en el centenario de Macchu Picchu; un voto a conciencia a pesar de no encontrar debate de ideas, a pesar de operaciones mafiosas y financiadas; un voto con honorabilidad a pesar de consignas y conspiraciones aniquiladoras.
Aún iluso y utópico mi voto vuelve a confiar hasta quien sabe una próxima desilusión. Vigilante.


Orlando Luján Corro
Educador y Poeta
aoluco_79 @hotmail.com.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente guardando seriedad y respeto.